29 de mayo de 2006

Variedad para un día especial



En mi últimos cumpleaños recibí una grata sorpresa. Mientras que una hija insertaba el orificio de un cd en una cadena de música para que sonaran "Las mañanitas", un hijo tocaba en la puerta de mi habitación para aparcer ante mis ojos con una bandeja: jugo de naranaja y una taza de café. Era mi cumpleaños.
Me incorporé y aún arropada por una sábana cumplí alegremente con el ritual de quedarme un cuarto de hora metida en la cama.
Luego me enteré que tenía el mejor orden del día que fecha alguna me impusiera. Todo ocurrió en casa, sólo que la familia amplio los mimos de cada día. Estoy feliz de cumplir y me agrada que la felicidad de vivir, sea compartida.
8:15 Las mañanitas
8:30 Desayuno
10:00 Lectura del periódico y chismes varios.
11:00 Baño de rosas.
12:00 Masajes.
13:00 Película
15:00 Comida, café y copa
17:00 Siesta
19:00 Abierto al público

Cuando cayó el sol, mis amigas y unos cuantos amigos aparecieron con velas de colores y flores rojas, rosadas, amarillas...

22 de mayo de 2006

Dulce de limón

Dicen que al mal tiempo buena cara. Algo parecido podríamos decir: un poco de dulce para la acidez.
El jugo de dos limones
Medio kilo de azúcar morena o media panela
Dos claras de huevo
Ponga al fuego el jugo del limón con el azúcar a la panela. Con una cuchara de madera, meneé hasta que el melado esté listo
Aparte bate las claras de huevo a punto de nieve en una vasija de cristal o de esmalte. Poco a poco mezcla el melado con la nieve sin dejar de revolver en forma circular. La dureza del dulce dependerá del tiempo que dure el proceso de batido.

Mi abuela preparaba el dulce con azúcar blanca -De eso hacen ya...Francamente no recuerdo cuántos años-. Pero bueno, lo que quería decirles es que hoy los estudiosos de la salud no la recomiendan, digo esa azúcar, por sus componentes químicos.
¡Buen provecho!

15 de mayo de 2006

¿Pesadez en las piernas?

En Europa llegó la primavera y poco a poco el calor insportable en la región mediterránea.
Empiezo a escuhar la queja por la pesadez o el dolor en las piernas. Amigas y amigos, no necesitan tomar nota, sólo tenerlo en cuenta.
Alguna vez les recomendé el tubérculo para...¿Lo recuerdan? Ahora les sugiero la cáscara.
Pueden hervir la cáscara de no menos de cinco patas. Una vez esté fría, tenga sus piernas largo rato (el que pueda) dentro del agua. ¡Buen provecho! Y no deje de contarme los resultados.

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Y si no sufre de alergía, váyase al campo, contemple la orgía multicolor que nos regala la naturaleza después de ver los árboles desnudos.
Quizá le convenga un orgasmo visual después de tanto correr, de tanto ajetreo cotidiano, tanto desengaño o tanta necesidad de paz espiritual.

8 de mayo de 2006

Extremeña escribe a la abuela: También para el dolor de cabeza

Abuela el remedio de la patata para el dolor de cabeza me trae a la memoria una imagen que yo veía en mi pueblo extremeño cuando era chica: las mujeres mayores sentadas en las puertas de sus casas, todas vestidas de negro de los pies a la cabeza, con sus sayas anchas y sus pañuelos negros a la cabeza, por eternos lutos que se encadenaban unos con otros. En sus sienes, mitades de habas secas, que imagino se pegaban con saliva, ese era su remedio para el dolor de cabeza.

1 de mayo de 2006

Mis manos lo merecen

Trabajamos mucho y las manos se ocupan de buena parte de cualquier actividad, pero las cuidamos poco. Con el paso de los años, llegan las canas, las arrugas, la piel se reseca poco a poco. Es natural.
Pero mi recomendación amigas y amigos -porque unas y otros deben cuidarse, es señal de quererse- es estar sanos con eso que siempre decimos las abuelas: comer bien, dormir lo que cada quien necesite, descansar, no olvidarse del derecho al ocio y la pereza pero también ayudarse para verse bien ante los ojos y el espejo.
No me enrollo más. Decía...¿Ah! sisisi, de cuidarse las manos.
Tomen nota, es muy sencillo.
Una cucharadita de azúcar (ojalá morena) con la crema que utilizan a diario para las manos. Frotan suavemente durante unos minutos hasta los codos. Enjuagar y luego, sentir la suavidad.