30 de septiembre de 2007

Periodistas en el campo






El ordenador, internet, las llamadas las carreras, el trabajo precario, también llamado independiente, las oficinas, el tabaco, la casa, las ruedas de prensa, desayunos de trabajo en los que no se desayuna, los jefes y las jefas, escribir sobre los políticos, deporte, sociedad, salud, que si reportaje, crónica o noticia...¡Ufff! Que estrés. ¿Está confirmada la entrevista? Cubra...
Estrés y depresión son palabras de moda o males que les son propios a esta sociedad y a la profesión periodística. Pero como todo no puede ser quejadera, esta abuela recomienda hoy, seguir el ejemplo de la Red de Mujeres Periodistas y Comunicadoras-Madrid y las chicas de Nosotras en el Mundo de Radio Vallekas que decidieron abandonar Madrid e irse para el campo, a un albergue en Guadalajara.
¿Que hicieron? Las fotos podrán contarlo y lo que no puede verse es el trabajo en taller sobre identidad, los disfraces en la noche, la discusión entre el presidente de Colombia Álvaro Uribe y el jefe guerrillero Manuel Marulanda, el poeta, el italiano Marcelo, la ministra...En fin, un desfile de personajes... ¡Que noche!

Para finalizar la jornada, un nutrido grupo de enamoradas del planeta, abandonaron la habitación para acostarse en el césped a contemplar la bóveda estrellada.
Las periodistas y comunicadoras respiraron aire fresco, camaradería, tomaron decisiones y se furon descansadas para la capital a continuar en los atascos, las carreras. No importa, fue un fin de semana fenomenal.




24 de agosto de 2007

Disfrutemos Bogotá

Podríamos decir que existen tres zonas bien diferenciada en Bogotá: El Norte, el Centro y el Sur. Cada una tiene su propio encanto, secretos y diferencias clasistas, aunque la única que tiene identidad es el Centro con sus propias clasificaciones estéticas, de movimiento comercial también con sus variaciones.

Me comentaba una amiga que vive en el norte que siente miedo en el centro. No lo visita y no sabe lo que se pierde.

El alboroto de la carrera décima con sus múltipes negocios de ropa, libros, oficinas, vendedores ambulantes y las voces que a través de los micrófonos ofrecen variedad de productos. La cantidad exagerada de buses que desordenadamente van hacia el sur y hacia el norte y la gente que corre con cara de preocupación. Es Bogotá no es Estocolmo.

Otro ambiente presentan la carrera sexta, quinta y la cuarta y tercera con sus calles laterales que dan cuenta de los estudiantes que transitan despreocupadamente con sus mochilas; los funcionaros y políticos que van y vienen con sus elegantes trajes o atuendos propios de tierra fría; las papelerías y negocios del mismo ramo; las cafeterías tan coquetas y la gran biblioteca Luis Ángel Arango, una de las mejores de Latinoamérica, y cómo no, bares, rumbiaderos y restaurantes que compiten con su música y la variedad de comidas.

La carrera sétima dirección sur, nos conduce a la Plaza de Bolívar y alrededores. " Es fácil reconocerla. Las imponentes construcciones de estilo neoclásico que la rodean forman parte de su majestuosa grandeza y la hacen inigualable. La Catedral Primada; La Capilla del Sagrario; El Capitolio Nacional; El Palacio de Justicia y el Edificio Lievano, sede de la Alcaldía Mayor, enmarcan éste escenario histórico.
Hacia el oriente, igual que en tiempos de La Colonia, se pueden observar las calles estrechas y pendientes que conducen hacia los cerros, en donde se encuentran las edificaciones más representativas de la época con sus portones, balcones y faroles antiguos. Estas casas que en el pasado le pertenecían a los personajes más ricos y poderos, ahora conforman la localidad más antigua de la capital: La Candelaria".*

La Plaza de Bolívar ha sido escenario de hechos relevantes como el grito de independencia el 20 de julio de 1810; el fusilamiento, por parte del ejército español, de Policarpa Salavarrieta por su vinculación con el ejército patriota en 1816 y la toma del Palacio de Justicia el 7 y 8 de noviembre de 1985.

En últimas, el centro de Bogotá es para adentrarse en él, descubrirlo, vivirlo y gozarlo.



*WWW.colombia.com

17 de julio de 2007

Visitar la Región Cafetera



Hoy no toca cocina, ni recomendaciones para hermosearnos, ni lecturas. Lo tendremos más sencillo: tomar una chiva en Manizales, Pereira o Armenia. Una vez abandonemos la ciudad, empieza un verdadero banquete de ojos. Y si de verdad quiere descansar, no piense, sólo contemple el paisaje verdeazul de las montañas de la región cafetera de Colombia, las casas campesinas, los arbustos de café, las matas de plátano, los árboles de guama y flores de todos los colores.

Recomiendo bajarse de la chiva para tomarse un traguito de aguardiente y si es doble mejor. El frío se marcha. Que no le gusta el sabor anizado del trago insignia de la tierra del mestizaje, pues un buen ron para alegrar el espíritu o un canelazo. ¿Quiere embriagarse? No se preocupe que puede hacerlo con... ¡hummmmmm! Ese olor, ese olor a café, ese aroma de café.

Y si el caso es de hambre, un buen sancocho de gallina de corral o una taza de agua de panela con queso y arepa.

Algo más: si le llega la nostalgia, recréela, es un estado anímico que podemos admitirle su existencia pero no permitirle que se instale. ¡Ah! Que no sufre de nosalgia. Mejor para usted pero le aseguro que se pierde de una parcelita del ser humano o a lo mejor, su tierra nunca la ha sentido lejos.

12 de junio de 2007

Salsa de maní

Una salsa de maní puede sorprender a la familia en una de esas reuniones que llega la prole con sus entrañables amigos y amigas, cuando aumenta la descendencia o simplemente nos animamos para organizar una rumba en casa, finca, piso o apartamento, claro está si los vecinos son tolerantes y no tienen problemas con la música y la alegría de su prójimo.
La receta de la salsa de maní, suministrada por Amparo, la hermana de la abuela Clara, la deleitámos en medio de una conversación mientras preparábamos un asado. Claro está que no sólo hablamos de culinaria sino que le añadimos una pizca de locura a las múltiples historias de mujeres. Si, también estuvieron señores interesantes, jóvenes y unas cuantas niñas.
Ahora tomen nota. Muy sencillo. Una cantidad de maní con poca agua, la suficiente para que la licuadora pueda batir. Le añade cebolla en rama, pimienta y sal al gusto. Si el cuerpo le pide picante, agregue ají, a su gusto desde luego, agréguele imaginación.

En poco tiempo tendrá una salsa lista para untar en pequeños trozos de pan o en un patacón pisao.

25 de abril de 2007

Caminemos, tal vez nos mejore la vida

Caminante no hay camino, decía el poeta Antonio Machado. Caminemos dice un bolero que entre las muchas versiones, una la interpreta el trío Los Panchos. Caminito que el tiempo ha borrado, dice la letra de un tango. Por un caminito yo te fui a buscar muy lejos cantaban las adolsescentes de los 60.
Podríamos seguir buscando y buscando pero no busquemos, caminemos. Quizás usted y yo sabemos para que sirve, pero no importa, deje que me explaye un poco intentanado hacerme terapia mientras creo que se lo cuento pero seguro que no digo nada nuevo.
Camino porque ayuda a la circulación, mejora la digestión...Para que se lo repito, para mí lo más importante es que me ayuda a tranquilizar el espíritu, me permite pensar y aclarar mis ideas y sentimientos. Si camino en compañía, se crea un ambiente distendido para conversar.
Si ese caminar, si ese camino te lleva a un río como el que ves en la fotografía, El Ariari en el Meta, Llanos Orientales de Colombia, habrás hecho el ejercicio completo porque es agua que corre, que da energía y sensación de paz.
Caminante son tus huellas
El camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
(A.Machado)
Así que olvidemos por un día, una semana, un mes...la estufa, la plancha, el ordenador, los compromisos, el marido, el amante, la amante, las-los hijos, el trabajo y caminemos, o a lo mejor necesita hacerlo con él con ella con todos, pero caminemos y reencontrémonos con lo que nos pretenden quitar y secuestrar: La naturaleza. Invito a que retomemos algo de la vida en mis viejos tiempos, son las recomendaciones de la abuela.

5 de febrero de 2007

Dulce de piña con coco

Para que lo haga un fin de semana tranquilo, después de un duro trabajo o para cualquier día, en todo caso, para los amantes y las querendonas de los buenos postres. Les prometo que es muy sencillo, es cuestión de tener ganas y ponerse a la tarea.
Les cuento cómo se hace el dulce de piña y coco. El pasado diciembre, lo envié como regalo para mi familia a lejanas tierras y sé que lo saborearon con gusto en compañía de varios amigos y uno de ellos me escribió pidiéndome la receta. Ahí va.

Una piña rayada
Un coco rayado
Una panela o medio kilo de azucar morena
Canela en astillas al gusto y clavos

Se colocan todos los ingresientes al fuego. ¡Cuidado! Nada de agua. Revuelva las veces que lo considere necesario, con tranquilidad, sin aceleramiento para que además disfrute de su olor, del proceso, de su cocción hasta que por fin le de el punto.
Resultado: Una delicia.