7 de junio de 2006

Las abuelas somos mujeres

Cuando somos abuelas por primera vez, nos encontramos ante un choque emocional: la felicidad y el cambio de condición que imponen las circunstancias. Es social, es familiar y desde luego, soy yo y lo que familia y sociedad me han dado.
Esa cognotación de abuela parece que nos hace mayores, no importa que edad tengamos, parece que dejamos de ser sujetas de deseo o que ya no cuentan para nosotras, que debemos entrar en el terreno de la "total disponibilidad" para las y los otros. Y ¿Qué hemos hecho hasta este grato momento?
Permítanme decirles hijos, hijas, nietos, nietas y toda esa querida vecindad, me gusta ser abuela para disfrutar por momentos o por cortos periódos; quiero transmitir alegría y mis conocimientos y experiencia, me gusta colaborar pero no abusen de mi tiempo.
Llegamos a una edad en la que deseamos vivir y cumplir sueños que dejamos aparacados; alguna de mis amigas quiere viajar y les aseguro que siendo realistas, no nos queda todo el tiempo del mundo; otra se apasiona con la escritura. Tiene mucho que contar y enseñar, es memoria, es historia; Concha, siempre deseó estudiar y ahora se dispuso a aprender informática. Su deseo es comunicarse con el mundo. Y así, Pilar, María, Almudena, Juana...
Yo, quiero ser solidaria sin dejar de pensar en mí. ¿Es tan difícil de entender? No quiero que decidan por mí. "Llevo a mi madre, la traigo, la dejo..." "Mamá esto no te conviene, mamá por qué..."
Quiero que respeten mis decisiones y mi independencia que mucho me ha costado.
Y como pueden leer, hoy me alejé de mis tradicionales consejos para recordarles que las abuelas somos experiencia, ternura y no sé cuántas categorías más...No lo olviden: Somos mujeres.

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